Memoria Ejecutiva
La memoria ejecutiva tiene redes que están organizadas de una manera jerárquica al igual que perceptual, pero estas se localizan en la corteza frontal. Las redes de la memoria ejecutiva se van a consolidar por los medios de la repetición, ensayo y práctica. Estos medios forman los llamados esquemas de acción. Estos esquemas se construyen con símbolos de acción, que equivalen a símbolos preceptúales en la corteza posterior. A esta memoria también se le llama memoria de las estructuras de acción aprendidas.
Por medio de los estudios fenomenológicos de pacientes con lesiones en el lóbulo frontal, se ha podido apreciar el papel de tal corteza como un lugar de la memoria ejecutiva o de la motora. Verdaderamente, el “planning deficit" es uno de los síntomas universales del daño frontal. Como su mismo nombre lo indica, consiste en un déficit de la memoria de secuencias pasadas de la conducta o de la capacidad para representar acciones futuras (es decir, en un déficit de la memoria del futuro o memoria prospectiva). En total, es un desorden de las representaciones de secuencias realizadas y de lo que ha sido determinado por esquemas de acción.
Para profundizar un poco más, un déficit en la memoria del futuro o de memoria perspectiva, como ya hemos mencionado, es un desorden en la representación de secuencias ejecutivas y de lo que designamos como esquemas de acción. El déficit para planear es un síntoma de lesión frontal. Debido al descuido en la metodología, no se le da importancia a la corteza del lóbulo frontal como un sustrato neuronal para la representación. Es decir, como uno de los lugares de memoria a corto plazo o de trabajo. Al ascender esa jerarquía frontal hipotética encontramos el adjetivo motor incrementalmente inadecuado. En vista de la heterogeneidad de los esquemas de acción representados en cortezas frontales más altas, el término ejecutivo parece más apropiado para la jerarquía frontal total.
Con la práctica, los elementos comunes de muchas acciones generan dolores exagerados alcanzando las redes que abstraen las características comunes en la forma de esquemas de acción. Los esquemas de acción constituyen los símbolos, el equivalente de símbolos perceptuales en la jerarquía posterior de la corteza. En agregación, constituyen un tipo de memoria semántica ejecutiva. Más lejos de la abstracción, por dispersión y convergencia de información ejecutiva se llega a más redes frontales globales representando conceptos generales de acción.
Cualquier memoria ejecutiva con algún nivel de complejidad es esencialmente heterarchichal, en el que contiene redes de diferentes jerarquías o ranks que en algún momento se traslapan unos con otros. El contenido de la memoria ejecutiva, como eses de la memoria perceptual, son diferencialmente vulnerables a la lesión cortical.
Nos hemos referido a los aspectos de procedimiento en la memoria ejecutiva, el tipo de memoria que es comúnmente llamada memoria procedimental. La memoria procedimental es la que se encargada de las estructuras aprendidas de la acción. Mientras que la memoria autobiográfica, es la de las acciones pasadas. Las cuales son codificadas asociadamente con la corteza posterior, en donde las percepciones se relacionan con dichas acciones por medio de mapas espaciales. Incluso, se vinculan con el reloj y el calendario. Después de ser formados, las secuencias de comportamiento pueden también ser parte de la memoria perceptual y de la red neumónica de la corteza posterior.
Quizá con la ayuda de los inputs de otras regiones corticales y del sistema límbico, la corteza prefrontal lateral logra formar, con sus propias redes, lo que representa la futura acción. La capacidad para representar una buena variedad de nuevas acciones está vinculada con el desarrollo filogénico y con las dimensiones de dicha corteza en el cerebro humano. Es por buenas razones que la corteza pre-frontal ha sido llamada ejecutiva del cerebro y el órgano de la creatividad. Por las mismas razones, la corteza pre-frontal ha sido denominada a jugar un papel crucial en la inteligencia.
Recuperación de la memoria
La recuperación de la memoria se refiere a la reactivación del la red que la representa. Se puede decir que todas las formas de recuperación, por muy diferentes que sean, consisten en este proceso que, según su patrón de conexiones, va a definir y sostener la memoria. El proceso puede diferir en grados de conciencia tanto en términos cognitivos como en términos neurales.
También, su carácter asociativo permite que una red se active a través de la activación de sus componentes asociados. Entonces, la memoria puede ser inducida por estímulos internos, externos y por las condiciones del organismo. Aquí, la conciencia juega un papel importante porque está vinculado a búsquedas de memoria, atención y memoria de trabajo. Sin embargo a nivel inconsciente ocurren otros procesos como la percepción. Ésta es una operación esencialmente del reconocimiento de la memoria anteriormente establecida con el resultado de la categorización del mundo que nos rodea. Esto se da de forma inconsciente.
En cuanto a la fuerza de una memoria para poder ser recordada se puede decir que mientras más fuerte es la red cognitiva donde se almacena, más grande va a ser su fuerza sináptica, por ende su accesibilidad va a ser mayor. Por ejemplo, las amnesias pueden ser causadas ya sea por la debilitación de de las redes o por un desorden en los mecanismos de recuperación. Puede ser en estos casos de golpes o traumas que, luego, la memoria poco a poco vaya siendo más accesible. De esa forma se puede reconocer que las redes de memoria formadas antes y después del accidente estuvieron presentes todo el tiempo pero fueron inaccesibles en ese momento.
Las memorias también pueden resultar inaccesibles por razones psicogénicas. Mecanismos de defensa como la represión pueden causar que memorias con connotación emocional se vuelvan inalcanzables. Lo contrario también pude ocurrir; algún material puede ser recuperado constantemente hacia el estado consciente por razones patológicas.
No todo el contenido de la memoria es recuperable equitativamente. Esto se da porque ésta está almacenada de una forma jerárquica donde cada nivel tiene un grado diferente de consolidación. La consolidación va a depender de la práctica, ensayo y atención. Asimismo la recuperación de las memorias se va a dar de una manera más fácil a traces del reconocimiento que del recuerdo. Esto sucede porque en el reconocimiento los estímulos son más y en el recuerdo éstos son directos y forzados. De cualquier manera los estímulos son los encargados de activar la memoria a través de sus lazos asociativos.
Gracias a muchos estudios se ha concluido en que el hipocampo tiene una estrecha relación con la recuperación consciente de la memoria, como la memoria declarativa. Sus conexiones recíprocas con la neocorteza le permiten lograr estos procesos. Así como se ha establecido anteriormente, la memoria “nueva” está formada en base a la memoria “vieja”. Entonces, para que esto suceda, se debe recuperar la anterior. Aquí es donde el hipocampo juega un papel importante porque se encarga de recuperar la memoria en la cual las más recientes van a ser almacenadas.
Existen tres tipos de input que pueden activar las redes corticales de la memoria, aunque todos conjuntamente para recuperar cualquier memoria:
a) Estímulo sensorial: Este tipo de activación se da gracias a que el estimulo has sido asociado previamente con otros a la hora de la formación de la memoria. En la corteza somato-sensorial se ha encontrado que las células reaccionan de manera similar a dos o más estímulos que se han presentado simultáneamente.
Estos estímulos son caracterizados por una intercambiabilidad porque uno puede sustituir a otro en el proceso de la recuperación de memoria, siempre y cuando sea similar o perteneciente a la misma categoría. Esta capacidad es resultado de estructura asociativa de las redes de la memoria y de que durante la percepción, los estímulos pueden acceder a diferentes niveles jerárquicos.
Esto implica que las recuperaciones basadas en asociaciones tienen lugar en varios niveles de la jerarquía perceptual y ejecutiva. Los niveles están unidos por conexiones colaterales. A través de estos, inputs sensoriales que llegan a cierto nivel pueden también activar un contendido de memoria asociada en el mismo nivel y así sucesivamente hasta que incluso se activen otros niveles.
b) Inputs de otras redes de memoria: Una red previamente activada puede servir de recuperadora de otra red a través de los enlaces conectivos que los asocian. Lo que resulta de este proceso sucesivo es la propagación de la excitación en varias redes. De la misma manera, redes que estaban ya activas se pueden volver inactivas. En otras palabras, cualquier estímulo puede desencadenar una ola de activaciones asociativas en cualquier parte de la corteza.
c) Inputs provenientes del interior del organismo (sistema límbico): En cualquier respuesta que se derive de este tipo de estímulos interfieren el diencéfalo y el tronco cerebral inferior. su influencia es transmitida por el sistema límbico para llegar a áreas corticales, donde modulan la actividad de redes de memoria. Este tipo de inputs normalmente se asocian a inputs del exterior para crear un condicionamiento del estado del cuerpo, tanto emocional como visceral, en relación a las situaciones externas. De aquí surgen reacciones de comportamiento. cuando hablamos de la memoria emocional nos estamos refiriendo a los antes mencionados inputs emocionales, aquellos asociados con los estímulos externos y a la red que los relaciona. Estos ayudan a la adaptación al medio ambiente y al orden social.
Algunas patologías conocidas sobre la memoria emocional son: a) falsa memoria y b) recuperación incontrolada de memoria perceptual o motora. La primera se refiere a la distorsión de la memoria generada por alteraciones en las recreaciones de eventos pasados o de memoria de largo plazo. Se llega a confundir la realidad de la fantasía. La segunda se ve caracterizada por la ansiedad insoportable causada por representaciones perceptuales que se entrometen repetidamente en la consciencia. algunos ejemplos son el desorden obsesivo-compulsivo (memoria perceptual) y el síndrome de Tourette’s (memoria motora).
Según lo que hemos visto hasta ahora la recuperación de la memoria se puede dar conscientemente, sin embargo no nos damos cuenta de la mayoría de lo que percibimos a lo largo de nuestras vidas. Por eso, la mayor parte de lo que recuperamos sucede de forma implícita. No obstante la distinción fenomenológica entre la memoria implícita y explícita es artificial; en términos neurales se puede decir que la diferencia básica es la consolidación, fuerza de conexión y el estado de activación de ambas.
Es importante mencionar la “anteposición” o priming como parte de una facilitación de la recuperación de una memoria gracias a una exposición previa a un estímulo que puede ser desconocido para que más adelante pueda ser reconocido con más rapidez y facilidad. Este término no puede ser considerado como un sistema de memoria, pero sí puede ser parte importante como una influencia del nivel subliminal de la conciencia.
La memoria ejecutiva se rescata de la misma manera que la perceptual. Este proceso podría ser jerárquico porque de la misma manera éste tiene niveles motores, premotores y prefrontales. Las redes recuperadas por asociación pueden representar actos motores específicos, programas de comportamiento, esquemas de acción y conceptos de acción. Sin embargo, el problema de que si la corteza es la encargada de recuperar la memoria o de simplemente asistir la función ejecutiva de integración y organización de la información ejecutiva queda poco claro.
La organización de la conducta requiere de una continua activación de redes de memoria ejecutiva. Para que esto suceda debe haber una interacción funcional de un ciclo entre el organismo y su ambiente. La información que fluye en este ciclo incluye una retroalimentación de los efectos que acción previa sobre el ambiente. Así, se forma una meta de acción en la que las redes entran en un ciclo de percepción- acción donde la actividad se vuelve ordenada y distribuida en la corteza.
Para concluir, es importante mencionar una característica de la memoria como un episodio de nuestras vidas. A ésta se le llama temporalidad de la memoria episódica. Sus dos aspectos son los de: a) marco temporal en el cual el episodio recordado ocurrió, es decir la asociación con una edad cronológica y b) el orden temporal de los eventos que constituyeron el episodio. Ahora, la base neural de este orden no se conoce. Sin embargo, se puede suponer que mientras se recuerda un episodio, las cogniciones que lo componen son activadas en el orden en el que ocurrieron. Entonces se pueden estimar los componentes de una red de memoria vasta y el orden de activación del los mismos. Al final se puede decir que la corteza cerebral se considera una red que es capaz de almacenar memoria cognitiva de cualquier tipo con una especificidad compleja de representación. Esto se debe a que las neuronas están interconectadas en su mayoría y que su fuerza de conexiones tiende a variar entre ellas. La riqueza anatómica y conectiva de la corteza le permite una gran cantidad de procesos como la memoria, reconocimiento, la búsqueda de una meta de comportamiento, entre otros.
jueves, 26 de noviembre de 2009
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