Toma de decisiones
Antes de incursionarse en la neurociencia para explicar la toma de decisiones, se debe tomar en cuenta las siguientes evidencias. A) El ser humano no es el único ser que puede tomar decisiones. B) Existen decisiones que no son necesariamente racionales o conscientes. C) Algunas decisiones están basadas en la memoria implícita.
Desde el punto de vista biológico, decidir actuar está relacionado con las funciones ejecutivas del individuo, y por ende ésta es definida como función del lóbulo frontal. Entonces, este lóbulo pude ser tomado como el nivel más alto jerárquicamente hablando en la toma de decisiones, porque provee los antecedentes a la decisión.
Para ahondar en el tema de la base neural de esta función se debe tomar en cuenta también dos restricciones de teoría; la de la función ejecutiva frontal y la de los imputs neurales en el lóbulo frontal.
William James propuso que el comportamiento es precedido por una selección de estímulos, es decir, antes de decidir comportarse de cierta manera, debe existir un procesamiento de estímulos sensoriales, en otras palabras percepción. También introduce la idea de que existe una toma de decisión en cualquier nivel neuronal en la integración motora y sensorial. Asimismo, Begleiter y Porjez descubrieron que el rol de la percepción en el procesamiento de la acción es importante dentro de la toma de la decisión porque, a través de experimentos, probaron que los potenciales cerebrales podían variar según la respuesta motora que el sujeto decidiera manifestar hacia el mismo estímulo. Entonces, se puede decir que algunas decisiones son iniciadas en la fase perceptual del ciclo de acción- percepción, sin que las señales de éste lleguen la corteza ejecutiva.
Por otro lado, existen otras fuentes de las cuales también puede surgir una elección. Éstas pueden ser: los valores estéticos, sociales y estéticos; razonamiento; influencias sociales y emocionales y la habilidad de identificar las intenciones y estados mentales de otros.
Más adelante en el proceso, una vez que la decisión ya fue tomada, es importante cuestionarse cómo esta acción consecuente es iniciada dentro del cerebro. Para responder a este cuestionamiento se debe tomar en cuenta la voluntad y se debe asumir que ésta tiene una locación neuronal (lóbulo frontal) en donde las decisiones son tomadas y llevadas a cabo. Esta teoría no puede ser evidenciada, sin embargo existen hechos empíricos que la apoyan la idea de que allí se inicia todo movimiento voluntario.
No obstante, esta idea no toma en cuenta que esta estructura está interconectada con muchas otras estructuras de las cuales recibe inputs que le proveen de información sobre el estado interno del cuerpo, del entorno del organismo y de otras partes de la corteza ( memoria, razonamiento, lenguaje, valores). Todo esto jugando un papel importante en la toma de decisión. A estos inputs la corteza frontal responde con outputs inhibitorios que permiten la atención y el control del influjo de inputs de parte de otras estructuras así permitiendo la modulación de la motivación.
Entonces se puede concluir en que la corteza frontal si tiene un papel importante en la toma de decisiones y en la continuación de su curso ya que éste recibe influencias del resto del organismo, las cuales algunas compiten y son seleccionadas para mantenerse bajo la atención ejecutiva. Asimismo, la acción voluntaria es el resultado de cogniciones ejecutivas codificadas en la corteza.
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